Pues empiezan las presentaciones para llevar las bondades de 1937: la toma de Málaga a donde nos escuchen. Por lo pronto ya hay tres apalabradas para el mes de diciembre. En orden cronológico: yo estaré el jueves 14 a las 19:00 en la Biblioteca Provincial de Málaga, dando la turra a todo el que se acerque por allí ese día. Por supuesto llevaré ejemplares para todo el que se anime. El lunes 18 a las 20:00, Román López-Cabrera estará en el Ateneo Socio-Cultural "Viento del Pueblo" de Orihuela. Y para cerrar la tripleta, de nuevo Román estará el martes 19 a las 19:00 en el Aula de Cómic de la Universidad de Alicante. Tres presentaciones en seis días, a ese ritmo nos hacemos una gira que ni los Rolling Stones...
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28 noviembre 2017
27 noviembre 2017
LA CESTA DEL MES #34 (ESPECIAL HEROES COMIC CON MADRID)
Para este mes de noviembre he querido hacer La cesta del mes al estilo de la que hice en marzo, cuando coincidió con el Salón del Cómic de Barcelona. En este caso, el mes arrancó con el Heroes Comic Con, antiguo Expocómic, que reunió a una cantidad alucinante de autores de la talla de Frank Miller, Bruce Timm, Paul Gulacy, Arthur Adams, o Bill Sienkiewicz entre otros. A continuación os dejo con dos opciones de cuatro obras en cada una, para un total de ocho recomendaciones.
OPCIÓN A:
Los Dalton, de Olivier Visonneau y Jesús Alonso Iglesias. Cartoné. 112 páginas. Color. 22 €. Cotteyville, Kansas. Jesús Alonso Iglesias es de los autores que cada vez que hace algo nuevo, consigue atraer a una inmensa cantidad de lectores. Bueno, al menos hablo de lo que conozco personalmente. Con Silhouette fue un amor a primera vista y El Fantasma de Gaudí no hizo sino refrendar esa devoción por su trabajo. Ahora, junto con Visonneau (Un petit coin de Paradis, Arbreville), nos ofrece este acercamiento un tanto diferente a Los Dalton, que no dejará indiferente (permitid el juego de palabras) a nadie.
Mort Cinder, de H. G. Oesterheld y Alberto Breccia. Cartoné. 256 páginas. B/N. 24 €. Otra de esas obras que debe estar sí o sí en una colección que se precie. En cualquiera de sus ediciones. En este caso una bonita con tapa dura que, para el que no lo sepa aún, cuenta la historia del anticuario Ezra Winston, visitado por el misterioso Mort Cinder, que le contará a él (y al lector) en función de las reliquias que va encontrando en su paseo por la tienda de Winston. El tomo cuenta además con un prólogo de Juan Díaz Canales, flamante creador de Blacksad (entre otras obras).
Cuerda de presas, de Jorge García y Fidel Martínez. Cartoné. 96 páginas. B/N. 15 €. Jorge y Fidel contaron la vida de las presas políticas españolas durante los comienzos de la dictadura franquista. Y digo contaron porque Cuerda de presas ya tuvo una edición en los noventa de la mano de la propia Astiberri. Ahora regresa con un excelso tomo en tapa dura y portada distinta. Una historia para cada cárcel, hasta un total de once distintas, donde asistimos a la represión a la que estas mujeres se vieron sometidas durante el oscuro periodo de la posguerra. Uno de esos tomos que conviene tener siempre a mano para recordar siempre de dónde venimos, y a dónde no deberíamos seguir encaminándonos.
1937: la toma de Málaga, de Roberto Corroto, Román López-Cabrera y Marina Armengol. Grapa. 32 páginas. Color. 3,50 €. Que los momentos de autobombo se hagan cada vez más habituales solo puede querer decir cosas buenas. En este caso, ya salió a la venta este número único dentro de la línea dedicada a sucesos acontecidos en la Guerra Civil Española, pero contados con ciertos aditamentos que puedan hacer más accesible su lectura , sobre todo al público más joven. A riesgo de parecer que siempre intento venderos la moto, ha quedado una historia muy redonda, con una documentación brutal (la mayor de todos mis guiones) y un trabajo gráfico excelso de mis compañeros. ¡Qué más queréis por menos de cuatro euros! Podéis haceros con vuestro ejemplar (sin gastos de envío) clicando en este enlace que os lleva a la tienda de Carmona en Viñetas.
Total - 64,50 €, que es poco más de lo que nos habríamos gastado en octubre.
OPCIÓN B:
Carvalho. Tatuaje, de Hernán Migoya (con los personajes de Manuel Vázquez Montalbán) y Bartolomé Seguí. Cartoné. 80 páginas. Color. 19,50 €. "El cuerpo de un hombre desnudo aparece un día en la playa de Vilassar de Mar. Con la caracomida por los peces, un tatuaje grabado en su piel es la única pista". Siempre he sido muy seguidor de la literatura de Vázquez Montalbán. Y el personaje de Carvalho es uno de esos que debería tener museo propio (si no lo tiene, que lo desconozco). Ahora al menos el cómic se une a las novelas, el cine y la televisión como formato donde narrar las desventuras del detective gallego afincado en el barrio chino de Barcelona.
Klaus, de Grant Morrison y Dan Mora. Cartoné. 208 páginas. Color. 22 €. La nueva obra de Grant Morrison se atreve a contar el origen de... ¿Santa Claus? Olvidaos del viejo y bonancible San Nicolás, rodeado de sus pequeños ayudantes y del trineo tirado por renos. Usando referentes más cercanos a una historia del medievo, Morrison nos presenta a un protagonista que rivalizaría en fiereza con los berserker nórdicos. Su meta es liberar su antiguo hogar, al que regresa como un héroe que vuelve de la guerra y se encuentra todo manga por hombro, de la tiranía de aquellos que prohíben a los niños el disfrutar de los juguetes. Ojo al arte de Dan Mora, que es fino.
Crepúsculo, de Howard Chaykin, José Luis García López y Steve Oliff. Rústica. 160 páginas. Color. 14,95 €. Si dos titanes de la historia del cómic como Chaykin y García López unen sus destinos en una sola obra (sin contar la presencia de Oliff), no está de más que de vez en cuando haya reediciones de dicha obra para ponerla en manos de aquellos que no han tenido la ocasión de disfrutarla anteriormente. Por eso me parece un acierto lo que hace ECC con Crepúsculo, que causó bastante estupor en los noventa, pero cuyo mensaje sigue teniendo vigencia hoy día. Estoy convencido que cuando DC le encargó a Chaykin que hiciera algo con personajes casi olvidados de los años 50-60, no pensaban lo que se iba a sacar de la manga.
La Vampira de Barcelona, de Iván Ledesma, Miguel Ángel Parra y Jandro Gonzalez. Cartoné. 120 páginas. Color. 22 €. Basado en los escalofriantes sucesos que acontecieron en la Barcelona de 1912, sus autores montan una historia de esas que te remueven de donde estés sentado. Enriqueta Martí, el nombre real de la conocida como "Vampira de Barcelona" fue acusada de secuestrar y asesinar a niños, además de prostituirlos.
Unos hechos que aterrorizaron a la sociedad barcelonesa de principios del siglo XX, pero sobre los que también se echó mucha tierra encima por estar implicada la alta burguesía catalana, y que no están del todo claros.
Total - 78,45 €, que ya se nos va un poco de presupuesto pero que siempre podéis combinar con la anterior opción y haceros un menú a vuestro gusto.
Total - 78,45 €, que ya se nos va un poco de presupuesto pero que siempre podéis combinar con la anterior opción y haceros un menú a vuestro gusto.
17 noviembre 2017
ARDE CUBA
La última reseña fue la que hice sobre Things you shouldn't remember allá por agosto. Ya iba tocando otra. Y esta vez la elegida es Arde Cuba, de Agustín Ferrer Casas. No en vano fue una de las obras incluidas en La cesta del mes #33. Ferrer Casas es el primer autor en repetir dentro de la producción made in Grafito, tras su irrupción con Cazador de Sonrisas. Por cierto, esta agotó su primera edición y ya cuenta con una segunda andanada. Como curiosidad podemos ver al Doctor Herbert F. Dunne, protagonista de dicha historia, en una de las páginas de Arde Cuba. ¿Estamos ante el nacimiento del Ferrerverso? No me digáis que no se os pone una sonrisa de oreja a oreja al pensarlo.
La trama de Arde Cuba es una mezcla de realidad y ficción. De la misma forma, por sus páginas circulan tanto personajes ficcionados como reales, empezando por el propio Errol Flynn, que sirve un poco de engarce para contar las andanzas del verdadero protagonista: el fotógrafo Frank Spellman. Como curiosidad personal, recuerdo que buscando en Internet vi que había un personaje real con el mismo nombre, que curiosamente se había dedicado también a la fotografía, y por un momento pensé que Agustín lo había tomado como referente. Pero el propio autor tuvo la amabilidad de sacarme de mi error ipso facto. Sea como fuere, los ojos de Spellman son los ojos del lector. Su cámara refleja los momentos más duros de los combates entre la guerrilla cubana liderada por Fidel Castro, contra el ejército del dictador Fulgencio Batista. Su relación con Camilo Cienfuegos hasta el final del tomo, es la que coloca a este último dentro de un rol muy importante. Asistimos a la conexión entre dos personas que no parecen tener mucho en común a priori: un fotógrafo americano embarcado con argucias en un trabajo que poco tiene que ver con la visibilidad de la situación en la Cuba del 58; y un guerrillero de ascendencia asturiana que fue fundamental en el devenir de los hechos y que sirvió de mano derecha a Castro hasta su desaparición (la de Cienfuegos, no de Fidel). Las circunstancias y una serie de coincidencias hacen que acaben siendo compañeros de viaje, casi como si de una buddy movie se tratase. Ferrer Casas tiene la habilidad de darle un origen judio a Spellman para establecer esa empatía con los hombres y mujeres del Movimiento 26 de Julio.
Si habéis visto el trabajo de Agustín Ferrer Casas en la ya mencionada Cazador de Sonrisas, es lo mismo que encontraréis en Arde Cuba en cuanto a estilo. Su trazo limpio y detallado trasladado al escenario donde se desarrolla su segundo trabajo para Grafito Editorial, nos sirve para deleitarnos con viñetas y páginas trufadas de estampas dignas de retratos o fotografías: monumentos, calles, hoteles como el Riviera o el Hilton, el famoso malecón habanero, su aeropuerto o Sierra Maestra, van desfilando por cada una de las páginas a medida que avanzamos en la lectura, como si un amigo nos pusiera las diapositivas a la vuelta de sus vacaciones. No puedo imaginar la cantidad de documentación que ha tenido que manejarse para la elaboración de las 128 páginas de que consta el volumen. Pero dentro del apartado gráfico de la obra que reseño, hay que reflejar una notable diferencia con el anterior trabajo. El color de Arde Cuba va muy acorde con el entorno donde se desarrolla la historia. Los tonos son cálidos e intensos, a diferencia del color más apagado que usó en Cazador de Sonrisas. Tres puntos para Ferrer Casas por personalizar su trabajo en función del qué y del dónde lo está contando.
Para completar lo que se narra en las páginas donde se desarrolla el cómic en sí, tenemos en la parte final unas cinco hojas que nos desgranan cuáles son las partes reales de la historia, dónde se desmarca esta de los hechos reales que sucedieron en Cuba por entonces, el contexto histórico en que se encuadra lo que sucede en Arde Cuba, y algunas aclaraciones sobre la figura de Camilo Cienfuegos. En definitiva, una nota muy alta y la confirmación de un autor que no sé donde se había metido hasta ahora, dado la calidad de su trabajo. Como no hay dos sin tres, seguramente que en unos meses tengamos noticias acerca del retoño que traerá la nueva unión entre él y el sello valenciano. Si queréis haceros con un ejemplar de Arde Cuba lo tenéis chupado. Sin moveros de casa, podéis hacer clic en este enlace que os llevará directamente hasta la ficha del producto en la web de la editorial. Recordad que os lo mandan a casa sin gastos de envío.
La edición de Grafito es como siempre muy cuidada, con un acabado satinado la mar de bonito. Un tomo en rústica con los extras habituales, entre los que destaca, además de las notas descritas en el anterior párrafo, una lámina que bien podría acabar enmarcada en una pared de la casa. Ni qué decir tiene que da tanto gusto agarrar estos tomos, como verlos colocados en la estantería, tan iguales en su continente como diversos en su contenido. El sello sigue creciendo y ya hay anunciados unos cuantos proyectos más para el próximo año. Si siguen con esta progresión, no puedo ver un futuro más halagüeño para ellos.
La trama de Arde Cuba es una mezcla de realidad y ficción. De la misma forma, por sus páginas circulan tanto personajes ficcionados como reales, empezando por el propio Errol Flynn, que sirve un poco de engarce para contar las andanzas del verdadero protagonista: el fotógrafo Frank Spellman. Como curiosidad personal, recuerdo que buscando en Internet vi que había un personaje real con el mismo nombre, que curiosamente se había dedicado también a la fotografía, y por un momento pensé que Agustín lo había tomado como referente. Pero el propio autor tuvo la amabilidad de sacarme de mi error ipso facto. Sea como fuere, los ojos de Spellman son los ojos del lector. Su cámara refleja los momentos más duros de los combates entre la guerrilla cubana liderada por Fidel Castro, contra el ejército del dictador Fulgencio Batista. Su relación con Camilo Cienfuegos hasta el final del tomo, es la que coloca a este último dentro de un rol muy importante. Asistimos a la conexión entre dos personas que no parecen tener mucho en común a priori: un fotógrafo americano embarcado con argucias en un trabajo que poco tiene que ver con la visibilidad de la situación en la Cuba del 58; y un guerrillero de ascendencia asturiana que fue fundamental en el devenir de los hechos y que sirvió de mano derecha a Castro hasta su desaparición (la de Cienfuegos, no de Fidel). Las circunstancias y una serie de coincidencias hacen que acaben siendo compañeros de viaje, casi como si de una buddy movie se tratase. Ferrer Casas tiene la habilidad de darle un origen judio a Spellman para establecer esa empatía con los hombres y mujeres del Movimiento 26 de Julio.
Si habéis visto el trabajo de Agustín Ferrer Casas en la ya mencionada Cazador de Sonrisas, es lo mismo que encontraréis en Arde Cuba en cuanto a estilo. Su trazo limpio y detallado trasladado al escenario donde se desarrolla su segundo trabajo para Grafito Editorial, nos sirve para deleitarnos con viñetas y páginas trufadas de estampas dignas de retratos o fotografías: monumentos, calles, hoteles como el Riviera o el Hilton, el famoso malecón habanero, su aeropuerto o Sierra Maestra, van desfilando por cada una de las páginas a medida que avanzamos en la lectura, como si un amigo nos pusiera las diapositivas a la vuelta de sus vacaciones. No puedo imaginar la cantidad de documentación que ha tenido que manejarse para la elaboración de las 128 páginas de que consta el volumen. Pero dentro del apartado gráfico de la obra que reseño, hay que reflejar una notable diferencia con el anterior trabajo. El color de Arde Cuba va muy acorde con el entorno donde se desarrolla la historia. Los tonos son cálidos e intensos, a diferencia del color más apagado que usó en Cazador de Sonrisas. Tres puntos para Ferrer Casas por personalizar su trabajo en función del qué y del dónde lo está contando.
Para completar lo que se narra en las páginas donde se desarrolla el cómic en sí, tenemos en la parte final unas cinco hojas que nos desgranan cuáles son las partes reales de la historia, dónde se desmarca esta de los hechos reales que sucedieron en Cuba por entonces, el contexto histórico en que se encuadra lo que sucede en Arde Cuba, y algunas aclaraciones sobre la figura de Camilo Cienfuegos. En definitiva, una nota muy alta y la confirmación de un autor que no sé donde se había metido hasta ahora, dado la calidad de su trabajo. Como no hay dos sin tres, seguramente que en unos meses tengamos noticias acerca del retoño que traerá la nueva unión entre él y el sello valenciano. Si queréis haceros con un ejemplar de Arde Cuba lo tenéis chupado. Sin moveros de casa, podéis hacer clic en este enlace que os llevará directamente hasta la ficha del producto en la web de la editorial. Recordad que os lo mandan a casa sin gastos de envío.
La edición de Grafito es como siempre muy cuidada, con un acabado satinado la mar de bonito. Un tomo en rústica con los extras habituales, entre los que destaca, además de las notas descritas en el anterior párrafo, una lámina que bien podría acabar enmarcada en una pared de la casa. Ni qué decir tiene que da tanto gusto agarrar estos tomos, como verlos colocados en la estantería, tan iguales en su continente como diversos en su contenido. El sello sigue creciendo y ya hay anunciados unos cuantos proyectos más para el próximo año. Si siguen con esta progresión, no puedo ver un futuro más halagüeño para ellos.