17 noviembre 2017

ARDE CUBA


La última reseña fue la que hice sobre Things you shouldn't remember allá por agosto. Ya iba tocando otra. Y esta vez la elegida es Arde Cuba, de Agustín Ferrer Casas. No en vano fue una de las obras incluidas en La cesta del mes #33. Ferrer Casas es el primer autor en repetir dentro de la producción made in Grafito, tras su irrupción con Cazador de Sonrisas. Por cierto, esta agotó su primera edición y ya cuenta con una segunda andanada. Como curiosidad podemos ver al Doctor Herbert F. Dunne, protagonista de dicha historia, en una de las páginas de Arde Cuba. ¿Estamos ante el nacimiento del Ferrerverso? No me digáis que no se os pone una sonrisa de oreja a oreja al pensarlo.

La trama de Arde Cuba es una mezcla de realidad y ficción. De la misma forma, por sus páginas circulan tanto personajes ficcionados como reales, empezando por el propio Errol Flynn, que sirve un poco de engarce para contar las andanzas del verdadero protagonista: el fotógrafo Frank Spellman. Como curiosidad personal, recuerdo que buscando en Internet vi que había un personaje real con el mismo nombre, que curiosamente se había dedicado también a la fotografía, y por un momento pensé que Agustín lo había tomado como referente. Pero el propio autor tuvo la amabilidad de sacarme de mi error ipso facto. Sea como fuere, los ojos de Spellman son los ojos del lector. Su cámara refleja los momentos más duros de los combates entre la guerrilla cubana liderada por Fidel Castro, contra el ejército del dictador Fulgencio Batista. Su relación con Camilo Cienfuegos hasta el final del tomo, es la que coloca a este último dentro de un rol muy importante. Asistimos a la conexión entre dos personas que no parecen tener mucho en común a priori: un fotógrafo americano embarcado con argucias en un trabajo que poco tiene que ver con la visibilidad de la situación en la Cuba del 58; y un guerrillero de ascendencia asturiana que fue fundamental en el devenir de los hechos y que sirvió de mano derecha a Castro hasta su desaparición (la de Cienfuegos, no de Fidel). Las circunstancias y una serie de coincidencias hacen que acaben siendo compañeros de viaje, casi como si de una buddy movie se tratase. Ferrer Casas tiene la habilidad de darle un origen judio a Spellman para establecer esa empatía con los hombres y mujeres del Movimiento 26 de Julio.


Si habéis visto el trabajo de Agustín Ferrer Casas en la ya mencionada Cazador de Sonrisas, es lo mismo que encontraréis en Arde Cuba en cuanto a estilo. Su trazo limpio y detallado trasladado al escenario donde se desarrolla su segundo trabajo para Grafito Editorial, nos sirve para deleitarnos con viñetas y páginas trufadas de estampas dignas de retratos o fotografías: monumentos, calles, hoteles como el Riviera o el Hilton, el famoso malecón habanero, su aeropuerto o Sierra Maestra, van desfilando por cada una de las páginas a medida que avanzamos en la lectura, como si un amigo nos pusiera las diapositivas a la vuelta de sus vacaciones. No puedo imaginar la cantidad de documentación que ha tenido que manejarse para la elaboración de las 128 páginas de que consta el volumen. Pero dentro del apartado gráfico de la obra que reseño, hay que reflejar una notable diferencia con el anterior trabajo. El color de Arde Cuba va muy acorde con el entorno donde se desarrolla la historia. Los tonos son cálidos e intensos, a diferencia del color más apagado que usó en Cazador de Sonrisas. Tres puntos para Ferrer Casas por personalizar su trabajo en función del qué y del dónde lo está contando.

Para completar lo que se narra en las páginas donde se desarrolla el cómic en sí, tenemos en la parte final unas cinco hojas que nos desgranan cuáles son las partes reales de la historia, dónde se desmarca esta de los hechos reales que sucedieron en Cuba por entonces, el contexto histórico en que se encuadra lo que sucede en Arde Cuba, y algunas aclaraciones sobre la figura de Camilo Cienfuegos. En definitiva, una nota muy alta y la confirmación de un autor que no sé donde se había metido hasta ahora, dado la calidad de su trabajo. Como no hay dos sin tres, seguramente que en unos meses tengamos noticias acerca del retoño que traerá la nueva unión entre él y el sello valenciano. Si queréis haceros con un ejemplar de Arde Cuba lo tenéis chupado. Sin moveros de casa, podéis hacer clic en este enlace que os llevará directamente hasta la ficha del producto en la web de la editorial. Recordad que os lo mandan a casa sin gastos de envío.

La edición de Grafito es como siempre muy cuidada, con un acabado satinado la mar de bonito. Un tomo en rústica con los extras habituales, entre los que destaca, además de las notas descritas en el anterior párrafo, una lámina que bien podría acabar enmarcada en una pared de la casa. Ni qué decir tiene que da tanto gusto agarrar estos tomos, como verlos colocados en la estantería, tan iguales en su continente como diversos en su contenido. El sello sigue creciendo y ya hay anunciados unos cuantos proyectos más para el próximo año. Si siguen con esta progresión, no puedo ver un futuro más halagüeño para ellos.

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