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Voy a tratar de hilar dos temas que aunque a priori no tengan mucho que ver, en mi caso concreto sí que guardan relación. En orden cronológico, lo primero fue la luctuosa noticia acerca del fallecimiento de
Peter David. Para los que no sepan quién es, estamos hablando de uno de los guionistas más prolíficos del mercado estadounidense del cómic. Su mayor aportación fue una longeva etapa en
The Incredible Hulk, donde redefine al personaje tal como lo conocemos ahora, que no es poco. Personalmente, recuerdo muy positivamente el arco de
La muerte de Jean DeWolff (
Peter Parker, The Spectacular Spider-Man Vol 1 #107 a #110).
Allá por 2012 sufrió un infarto cerebral. Todos estos años ha estado peleando contra las secuelas que le quedaron, a lo que se añadió una enfermedad renal. El sistema de salud de los EE.UU es lo que es, una máquina de picar carne, y tras no poder hacerse cargo de las facturas por el tratamiento, la familia y amigos tuvieron que recurrir al micromecenazgo para recaudar fondos que ayudasen a sufragar los cuidados de David. Pero no ha sido suficiente. La semana pasada su viuda confirmaba la muerte del brillante escritor.
Poniendo el foco en la cantidad de dinero que las ideas de Peter David ha podido generar para la empresa que comercializó sus historias, y sobre todo, la colosal cifra que producen las adaptaciones al cine de dichas ideas, estamos ante una situación vergonzosa, rastrera y desalmada. Que de todos esos beneficios el creador no haya visto nada, sumado a la necesidad económica para mantenerse con vida, deja bien a las claras quién fue, es y será una compañía como Marvel, sea bajo la denominación que sea.
Esto me lleva al segundo tema. Y es que la decisión que tomé hace ya unos cuantos años de comprar única y exclusivamente obras de amigos y compañeros de este mundillo, o apoyar a pequeños sellos que sé que hacen las cosas de la mejor manera posible, era la acertada. Me niego a comprar desde el 2020 (que yo recuerde) nada con el sello Marvel, DC, etc... Que conste que no es un ataque a las editoriales que han tenido estas licencias en España o que las tienen ahora. Y eso que una de ellas hace poco que dio muestras de la poca ética de trabajo que tenían. Es simplemente que decidí no meter ni un euro en seguir alimentando ese mecanismo de hacer dinero para todos... menos para los autores.
Y como muestra, dos botones. Esta semana se pusieron de acuerdo para hacerme llegar por un lado el Liberterra, de mi querido Javier Mora, acompañado al dibujo por Rubén Chacón y a las tintas por Juan Moreno, con la edición de Cósmica Editorial:
Y por otro,
El Conjurador de Tormentas (Integral I), de uno de los compañeros que más tiempo hace que conozco,
César Herce, junto a un elenco de dibujantes tales como
Óscar Pérez, Mauro Vargas, Paco Zarco, Sal Donaire, Boris Ramírez y
María Pesado. Portada de
Santipérez Domínguez e ilustración interior de
Abel García, con la fabulosa edición del sello
Maldragón Editorial: