Aprovechando estoy mis constantes visitas a las bibliotecas de Málaga para estudiar como dios manda la ansiada oposición. Tanto, que de vez en cuando me pillo algunos cómics que, o bien no he tenido el gusto de leer en su momento, o me apetece volver a leerlos porque ya no los tengo a mano para hacerlo. Entre ellos he ido cogiendo de la Biblioteca Provincial, que es la que más variedad y cantidad de títulos tiene, los dos primeros tomos de Tom Strong que me han gustado bastante, alguno de Hellboy, y mi última lectura ha sido la de Ese Cobarde Bastardo, la cuarta historia de Sin City que hizo Frank Miller en su día.
De todas las que se han publicado a posteriori de la primera (El largo adiós), es la única que merece la pena comprar, porque el resto sinceramente son más de lo mismo, al menos las que he tenido ocasión leer o al menos ojear. Los que no sepan de qué va pero vieran la adaptación al cine de Robert Rodriguez, decirles que es la historia de Hartigan (Bruce Willis en la película), y de como se mantiene firme en sus convicciones contra todas las zancadillas que le ponen desde las altas instancias, por salvar a la niña Nancy Callahan de las perversiones de Junior, el hijo del Senador Roark. Por ella se come una acusación de violación y las continuas palizas de los sicarios de Roark, en busca de una confesión falsa. Pero cuando intuye después de ocho años que la vida de Nancy vuelve a estar en peligro acepta declararse culpable y entonces es puesto en libertad, cosa que aprovecha para pasar factura a Junior, ya convertido en ese fetido homúnculo ambarino de enorme panza y picha corta al que se refiere el título original, puesto que como podéis ver abajo en la ilustración (una de las mejores de Miller para mi gusto) la historia se llama That Yellow Bastard, haciendo alusión al color que se le queda al despreciable hijo del Senador tras las muchas operaciones para salvarle la vida.
El constante monólogo de Hartigan nos lleva a través de la historia por los caminos que Miller quiere, y a pesar que a veces parece recargar demasiado los textos, creo que no le sobra ni una coma. Sin embargo, a los diálogos de algunos personajes, como por ejemplo la parrafada que se marca Roark en el Hospital, sí que les podía haber metido un poco la tijera porque se hacen cansinos y reiterativos. El ritmo es el adecuado y siempre parece que Hartigan no va a aguantar hasta el final... pero aguanta. Yo creo que el personaje de John Hartigan no es sino una extensión de Harry el Sucio con algo más de corazón. Desde su manera de actuar, el pedazo de cañón que lleva, el detalle del apellido Callahan para Nancy o algunos primeros planos de la cara del protagonista, que recuerdan vagamente a la de Clint Eastwood. Estoy convencido que Miller pensaba en el actor y el rol que le dio fama en el cine, cuando dibujaba y hacia hablar a Hartigan.
En fin, que si os queréis gastar unas perras en algo que no sea una novedad, esta es una buena elección desde mi humilde punto de vista. Eso, o siempre podéis hacer como yo y recurrir a las bibliotecas.
5 comentarios:
En su momento lo he leido, y con la pelicula la verdad es que lo tengo fresco.
Efectivamente hay ecos de Harry, solo que Hartigan es un looser.
A ver si un día lo releo.
"HOMÚNCULO", ahí te has salido.
Sin City, en tareas pendientes. Ya caerá.
Correcto Javi, es un looser desde el principio, un viejales que mantiene su sentido de lo que es decente en medio de Sin City, donde todos le bailan el agua a la familia Roark. Tiene la batalla perdida desde el principio pero el caso es que consigue llevarse por delante a Junior.
Miguel, lo de Homúnculo es lo que le sale a uno cuando ve como dibuja Miller a Junior después de que Hartigan le pegue un tiro en los pelendengues como decían Pajares y Esteso.
¡Un abrazo enorme a los dos!
Necesito releer la obra antes de comentar más detalladamente. Yo me quedo con la primera y el bueno de Marv. :-)
Salud!
Son los dos únicos que se salvan de la quema Ricardo, y tienen sus similitudes, porque Marv es otro perdedor que pone su vida por delante de la de una mujer, aunque en este caso sea por el recuerdo de una.
Gracias por pasarte.
¡Un saludo gigante!
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