09 enero 2015

CABALLERO LUNA: DE ENTRE LOS MUERTOS


Comenzamos el año con cambios en ESDCO (mucho más fácil desde ahora que nombrar el chorizo de nombre que le puse en su día al blog). A partir de ahora quiero ir haciendo reseñas de obras que me hayan gustado, en plan recomendación. Pero ojo, no tienen porqué ser novedades aunque en este caso abra fuego con una que sí que lo es. Caballero Luna: De entre los muertos salió el mes pasado pese a que lo esperaba (no sé porqué) en noviembre como agua de mayo. Se trata de un borrón y cuenta nueva en la vida de un personaje bastante denostado para todo el potencial que tiene. Algunos sabréis de mi pasión por este tipo de personajes, menos populares pero con un encanto especial que a mí siempre me ha llamado la atención.

No es de extrañar pues, que quiera comenzar esta etapa reseñadora con un tomo dedicado a la nueva vida de Caballero Luna. O Mr. Luna como indica el Detective Flint en las primeras páginas. Warren Ellis apenas necesita de página y media para poner al día a los neófitos sobre el origen del personaje. Es algo que se agradece enormemente, porque si hay algo que aborrezco es las páginas de relleno que acaban comiéndose la mitad de un primer número. Para los que no sepan nada acerca del personaje les remito a esa página y media y les aconsejo evitar algunas críticas que circulan por la red, en las que se asevera que las dos personalidades de Marc Spector son la de Mr. Luna y el Caballero Luna (agüita).

Sin entrar en el temido territorio spoiler, decir que este tomo incluye los seis primeros números de la nueva serie regular de Moon Knight. Algunos blogueros dicen que a pesar del buen tono de estos ejemplares, hay algo que no termina de cuadrar en el planteamiento del guionista británico. Creo que hay que poner las cosas en su contexto y habría que recordar que estamos ante una regular atípica. Casi concebida como una serie de televisión en la que los episodios son autoconclusivos y no hay una sensación de continuidad, salvo en el asunto de las personalidades de Marc Spector. La teoría del trastorno de identidad disociativo queda desmontada de alguna manera en el guión de Ellis, pero no os voy a contar cómo porque es otro punto positivo que hace que este tomo sea más que recomendable.

Sin un dibujo adecuado (no solo bueno) al tono urbano, oscuro y en ocasiones onírico/sobrenatural de las historias de Ellis, nada hubiera sido lo mismo. Seguramente habría pasado sin pena ni gloria como anteriores andanzas del personaje. Pero en manos del irlandés Declan Shalvey se convierte en una gloriosa lectura a cada página pasada. Se notan las influencias en su arte de gente como JP Leon, Goran Parlov, Jorge Zaffino (del que tengo que hablar un día) o Sean Gordon Murphy, pero con todos esos mimbres ha conseguido sacar adelante un estilo propio que seguramente contará a estas alturas con sus propios seguidores, entre los cuales quién sabe si hay algún futuro dibujante de renombre. No hay que olvidarse en este apartado del color de la talentosa Jordie Bellaire, que ya ha demostrado ser una de las mejores en este campo en pocos años.

Para acabar, y antes de darme una palmadita en la espalda por cumplir con la promesa de no desvelar apenas nada del contenido, tengo que volver a retomar la idea de la serie de televisión como analogía para definir esta colección. Si los episodios tienen la estructura de un procedimental, igualmente podríamos hablar de temporadas distintas, dado que este primer arco supone el primero y último en que participan Ellis y Shalvey - motivo de sobra para disfrutar de ellos -. Los siguientes cinco números tendrán el guión de Brian Wood y el dibujo de Greg Smallwood y la tercera temporada contará con Cullen Bunn y Ron Ackins. Habrá que esperar que se mantenga el nivel con que han comenzado.

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