Vamos con una reseña de entre las novedades de este mes: ¡Socorro! ¡¡Mi madre tiene Facebook!! Su autor, Carles Ponsí, vuelve a asumir un rol protagonista dentro de la propia historia tal como ya hiciera en uno de sus anteriores trabajos, 50 sombras de Ponsí. Pero en esta ocasión, es una especie de partenaire que da pie a que el personaje que representa la madre remate el chiste, como si fueran un dúo humorístico al estilo de los hermanos Calatrava. El pobre Carles (personaje) se las ve y se las desea para navegar entre el proceloso océano que separa su mentalidad de la de su madre, con respecto a las nuevas tecnologías y el cambiante mundo de las redes sociales. Las historias, de entre una y tres páginas, funcionan bien porque conectan directamente con la experiencia del lector, sea propia o ajena. No os extrañéis si os ponéis a especular que pasaría si vuestra madre se hiciera una cuenta de Facebook (si es que no la tiene ya). ¿Acabaría siendo todo tan delirante como lo que le pasa al personaje de Carles? Bueno, antes de responder a la pregunta convendría recordar aquello de "la realidad supera a la ficción", pero es que estoy convencido que ¡Socorro! ¡¡Mi madre tiene Facebook!! tiene mucho de real, aunque se exagere en alguna medida de cara a que el chiste funcione al cien por cien.
El estilo que nos vamos a encontrar en este tomo encuadernado en rústica con solapas, es el característico del humor gráfico que ha esgrimido Ponsí en su trayectoria profesional, dentro de revistas como El Jueves o Amaníaco. A destacar dos cosas sobre todo: la paleta de colores elegida por un lado, y por otro la inteligente maniobra de incorporar elementos gráficos propios de ordenadores y smartphones, tales como tipografías y recursos, los interfaces de Facebook, del WhatsApp, los memes que día sí, día también pululan por las redes, los emoticonos, o las (malditas) invitaciones a los juegos en red. Todo es empleado con acierto por Ponsí, que hace uso de ello como un experto barman coctelero, no conformándose con llenar de ingredientes el bebedizo que nos vamos a tomar, sino que los va introduciendo en su justa medida y cuando la ocasión lo requiere. Si a eso le añadimos que hay una buena tanda de guiños cinéfilos a El Exorcista, Seven, Star Trek, Terminator o Blade Runner, o que tiene la idea de repartir a lo largo de sus más de noventa páginas alguna sección fija, como la del Diccionario Madre-Tecnología, no puedo más que recomendar su lectura a hijos, padres y abuelos. Seguro que a más de uno se le quitan las ganas de que su madre se anime a entrar de lleno en el mundo Facebook.
El estilo que nos vamos a encontrar en este tomo encuadernado en rústica con solapas, es el característico del humor gráfico que ha esgrimido Ponsí en su trayectoria profesional, dentro de revistas como El Jueves o Amaníaco. A destacar dos cosas sobre todo: la paleta de colores elegida por un lado, y por otro la inteligente maniobra de incorporar elementos gráficos propios de ordenadores y smartphones, tales como tipografías y recursos, los interfaces de Facebook, del WhatsApp, los memes que día sí, día también pululan por las redes, los emoticonos, o las (malditas) invitaciones a los juegos en red. Todo es empleado con acierto por Ponsí, que hace uso de ello como un experto barman coctelero, no conformándose con llenar de ingredientes el bebedizo que nos vamos a tomar, sino que los va introduciendo en su justa medida y cuando la ocasión lo requiere. Si a eso le añadimos que hay una buena tanda de guiños cinéfilos a El Exorcista, Seven, Star Trek, Terminator o Blade Runner, o que tiene la idea de repartir a lo largo de sus más de noventa páginas alguna sección fija, como la del Diccionario Madre-Tecnología, no puedo más que recomendar su lectura a hijos, padres y abuelos. Seguro que a más de uno se le quitan las ganas de que su madre se anime a entrar de lleno en el mundo Facebook.
Mención aparte merece la edición de Grafito Editorial. Estos chicos se han tomado muy en serio algunos detalles que otros sellos, con más años a las espaldas, no parecen tener tan en cuenta a priori. Dos cosas sobre todo: promoción y los detalles para el lector. En cuanto a lo primero, suelen estar muy presentes en redes sociales, eventos comiqueros y demás sitios especializados, donde la obra pueda hacerse notar y llegar a los ojos y oídos de muchos potenciales consumidores que no sepan de qué va la vaina. Lo segundo ya lo comenté en su momento, cuando entrevisté a Ricardo Vilbor y Ricar González, autores de Chorizos. Atraco a la española. El incluir una lámina, un póster desplegable que funciona también como historia extra por la otra cara, la edición marca de la casa para que todos los títulos sean iguales en su formato... son detalles que suman a lo que ya de por sí te vas a encontrar dentro. Está claro que no conviene juzgar un regalo por su envoltorio, pero es indudable que consigue que entres a leer las primeras páginas con una disposición más favorable. Si queréis haceros con un ejemplar en vuestra tienda más cercana seguro que hay algún ejemplar dispuesto a ser adoptado, pero en la web de Grafito también podéis comprarlo sin gastos de envío clicando en este enlace.
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