27 diciembre 2020

SATANELA


Siguiendo con las reseñas de lo último que ha ido entrando por las puertas de mi casa, toca hablar de Satanela, de Alfonso Bueno y Diego Simone. El terror en el cómic es un género no tan explotado como a mí me gustaría. Haced la prueba: la próxima vez que entréis en una tienda para comprar, mirad en los estantes/baldas de novedades y contad cuántas historias de terror (como género principal ojo) hay. Os puedo asegurar que no serán muchas, si es que hay alguna. Por ello me congratula leer algo como Satanela, que ofrece un relato que a mí me ha dejado un sabor de boca, salvando las distancias, a alguno de los cuentos cortos de Clive Barker.

Empezamos por su argumento. Un trompetista llamado Diego Felgueroso llega al Madrid de finales de los años 20, buscando trabajo por mediación de un amigo músico. Rigoberto, que así se llama su amigo, le consigue una audición en el Cabaret de la Nada, donde consigue hacerse con el empleo merced a su talento con la trompeta. Allí actúa una vedette conocida como Satanela, cuyas actuaciones dejan encandilados a los hombres que asisten a los pases nocturnos. Pero Diego es un pichabrava de cuidado, y a pesar de las advertencias de Rigo, acaba por acompañar a la artista hasta la habitación de su pensión, con erótico resultado y fatales consecuencias al mismo tiempo. Ese es el detonante. Y no cuento más porque a partir de entonces comienza lo mollar. 

Paso a enumerar los puntos muy a tener en cuenta para recomendar su compra. Además del ya mentado género en que se enmarca, si vamos a lo general, hay que decir que la ambientación es maravillosa. La elección ya de por sí me parece un acierto enorme por parte de Alfonso, y la ejecución de Diego es fundamental para imbuir al lector del peligro que corren los personajes que deambulan por las calles de ese Madrid que se convierte casi en un personaje más. De lo anterior se puede colegir el trabajo de documentación que hay tras este tomo. Los diálogos se ajustan al tiempo en que se desarrolla el argumento (atención a la colección de insultos), y cada uno de los personajes tiene voz propia. Los que me conocen, saben de la importancia que le doy como autor, y como lector no puedo quitarle hierro cuando encuentro obras que pecan de lo contrario. Dentro del terror, tirar por territorios como el de la suplantación de identidad (con ligero aroma a La invasión de los ultracuerpos) y los mundos paralelos nada amigables (de ahí la resonancia a Barker, aunque es casi un subgénero dentro del horror donde Lovecraft estaría en la cima), dan como resultado una combinación tan efectiva como los gemelos Derrick en plena catapulta infernal. Los recursos gráficos que usan sus autores para guiar al lector y que distinga entre las dos realidades que coexisten a lo largo de sus más de 100 páginas. Por ejemplo, mayor espacio entre viñetas, el número y distribución fija de estas, o la forma de los bocadillos. Los diseños del antimundo (que así se llama el mundo paralelo en Satanela), que tienen un punto picassiano en los personajes, además de las influencias del fotógrafo francés Robert Doisneau (suya es la foto de abajo), o el artista polaco Zdzisław Beksiński. Y por último, pero no menos importante, la siempre cuidada edición de la gente de Grafito Editorial, que mantienen el formato con que han ido lanzando la mayor parte de los cómics que hay en su catálogo (rústica con solapas), manteniendo los extras que siempre traen, como láminas, marcapáginas y demás.


En resumen, una buena elección si queréis regalar en los próximos días, tanto si el destinatario es amante del NOVENO ARTE, como si le gusta una buena historia de terror.

PD: En la parte final del tomo, Alfonso cuenta el origen de la historia en los extras. Como he visto reseñas en las que se repite al pie de la letra lo ahí redactado, decir simplemente que el propio guionista admite haber mezclado realidad y ficción para darle vidilla al tema. 

20 diciembre 2020

VIVAR

VIVAR

Largo tiempo ha pasado desde la última reseña. Es un clásico, pero el tiempo cada vez es un bien más escaso en mis semanas, y eso hace que tenga bastante abandonado el blog. No voy a hacer un brindis al sol diciendo que procuraré pasarme más por aquí, porque me temo que va a ser imposible, pero sí que tengo una buena pila de recomendaciones que voy a dejar aquí en los próximos días, para ver si os animan a haceros con alguna/s o todas en esta época de regalos y compras navideñas.

Vivar es la primera de esta serie de recomendaciones cortas, que estoy aprovechando para leer durante estas últimas noches del 2020. Curiosamente es la última que me ha llegado así que iré a la inversa y empezaré por ella. Obra de David Braña al guion y de Pedro Segade en el apartado gráfico, se trata de un proyecto que se financió mediante campaña de crowdfunding en Verkami durante este verano. Siendo uno de sus mecenas, además del tomo, de edición cuidada, me llegó un cuadernillo con versiones del personaje a cargo de otros artistas.

Su argumento gira en torno al personaje que da nombre al cómic, un detective privado, expolicía, de pasado trágico, que sin comerlo ni beberlo se ve envuelto en una trama de investigación que pone en riesgo su salud mental y su vida. Hay veces que no es necesario salirse de los cánones del género que se toca para contar una buena historia. En esta profesión está todo inventado, y lo que puedes hacer es optar por determinadas combinaciones a la hora de afrontar el cómo contar tu argumento. En el caso que nos ocupa, David opta por seguir los atributos característicos del noir y su decisión me parece un acierto, sobre todo si el público objetivo disfruta de este tipo de detalles tan reconocibles. Emplaza su Vivar en un Madrid de hoy en día, con localizaciones reconocibles para los que alguna vez hemos vivido en la capital. La trama avanza por una corriente principal que es la del caso que investiga el protagonista y a su vez, una corriente secundaria que afecta al pasado de Vivar. A medida que vamos pasando páginas, ambas parecen ir confluyendo en la mente del detective, hasta que finalmente, con el caso resuelto, se revela el porqué de lo que ya se intuye con las escenas que van salpicando el tomo. El trabajo del santiagués Segade es bastante solido para tratarse del primero que realiza de manera profesional. Pocos pecados veniales que para nada te sacan de la lectura y muchas cosas en su haber. Si consigue ir desprendiéndose de los primeros con sus siguientes encargos, le auguro una trayectoria en ascenso.

No quiero terminar sin poner en valor la edición de Nowevolution, muy cuidada y atractiva para el lector. En términos generales, recomendable sobre todo para los amantes del género negro. Teniendo en cuenta que soy un apasionado de esa temática, a mí ya me tuvo ganado desde el comienzo.