Largo tiempo ha pasado desde la última vez que subí una entrevista a un compañero. Lo curioso es que la última ocasión fue precisamente a uno de los dos protagonistas con los que tengo el placer de hablar esta vez. Hace la friolera de casi 5 años, hice un Hablando con Ismael Canales, que podéis leer en este enlace. El otro amigo al que tengo el placer de preguntar sobre el trabajo que sirve de excusa para esta charla es Fernando Llor, que también ha pasado por esta sección a cuenta de la que para mí es su mejor obra. Si queréis leer aquella entrevista en el Hablando con Fernando Llor y Pablo Caballo, igualmente clicais en este enlace y a disfrutar. Centrándome en el presente, Fernando e Ismael han sacado hace pocas semanas Los Sueños del Lobo, un tomo editado por Dolmen Editorial bajo la colección Siurell. Un estupendo trabajo acerca de la vida de Manuel Romasanta, el conocido como hombre-lobo gallego, cuya trayectoria vital ha sido fruto de diferentes adaptaciones y motor de libros e investigaciones que arrojen luz al primer y único caso en el que se diagnosticó licantropía clínica a un ciudadano español.
Roberto Corroto: Fernando, Ismael, muchas gracias por juntaros para que podamos hablar de Los Sueños del Lobo y de todo lo que queráis aparte. Quiero empezar por una cuestión para ambos, porque os conozco a los dos desde hace ya unos cuantos años y fue una agradable sorpresa cuando me enteré que ibais a trabajar juntos. ¿Cómo es el proceso para que acabéis formando equipo en este proyecto?
Fernando Llor: Este es uno de esos casos que contradice la creencia extendida de que para que un proyecto salga adelante siempre hay que presentarlo con un dibujante y con unas páginas terminadas. No recuerdo exactamente el año, pero debió ser en 2017 o 2018, un compañero guionista me comentó que en Dolmen estaban pensando en abrir una línea de crónica negra española desde una perspectiva un tanto diferente. Por aquel entonces yo ya había estado investigando un poco sobre Romasanta porque me parece un personaje fascinante, así que le escribí a Jorge Iván con una propuesta de apenas cuatro o cinco párrafos. Lo que le pasé le gustó, pero no empezamos con ello enseguida porque por el camino se cruzaron diferentes proyectos y costaba mucho encontrar el momento oportuno para arrancar. Tiempo después, cuando ya decidimos ponernos en marcha, fue Jorge el que se encargó de buscar dibujante y me propuso a Ismael. Yo lo conocía por redes, sabía que andaba muy metido en la vertiente más estadounidense de los tebeos y tenía la duda de que le fuese a interesar un proyecto tan diferente a lo que yo le veía dibujar. Por suerte le gustó.
R.C: Ismael, si mal no me equivoco, este es el primer proyecto largo para el mercado español, ¿cómo recibes la noticia del interés para contar contigo y qué tal ha sido la experiencia de trabajar con Fernando Llor?
Ismael Canales: Tal y como dice Fernando, nuestro editor Jorge Iván fue el encargado de reunir al equipo, y desde luego para mí fue algo totalmente inesperado; conocía la brillante trayectoria de Fernando, y además era lector de Dolmen desde hacía la tira de años, por lo que lo primero que sentí es mucha gratitud. Gratitud hacia los dos por haber pensado en mí para un proyecto que a priori me parecía muy desafiante, ya que no tenía mucho que ver con lo que había venido haciendo yo hasta ese momento (en general) tanto temática como estilísticamente. Por no hablar de la extensión de la obra, que estimamos que sería de no menos de unas 70 páginas. Por supuesto, y una vez considerados todos estos aspectos, sabiendo quiénes iban a ser mis compañeros de viaje, dije inmediatamente que sí. La experiencia de trabajar con Fernando ha sido muy enriquecedora, ya que cada vez que leía sus páginas de guion me hacía darme más cuenta de lo buen guionista que es, de lo generoso que es con sus compañeros dibujantes, ya que no le cuesta nada dar carta blanca para diseñar visualmente la narrativa o inundar la escena de silencios cuando es necesario para que las imágenes cuenten esa parte de la historia y, en general, de lo inteligente que es, maldita sea.
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