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22 marzo 2017

HABLANDO CON EL IRRA

Lo prometido es deuda. Después de la reseña de Palos de Ciego publicada el pasado viernes, tocaba entrevista a El Irra. Han pasado más de ocho meses desde el anterior Hablando con... Espero no tardar tanto después de esta estupenda charla con uno de los autores más interesantes que me he encontrado en los últimos años.

Palos de Ciego

Roberto Corroto: Muchas gracias por sacar tiempo para hablar conmigo de Palos de Ciego y de lo que se tercie. Vamos a comenzar con una clásica. ¿Cómo ha sido el viaje desde que se te ocurriera la idea primigenia hasta que has tenido el tomo editado por Astiberri en tus manos? 

El Irra: El origen de este tebeo se remonta a una historia larga que escribí allá por el 2001, un relato callejero que se llamaba Una historia, como la famosa canción de Triana. Por aquel entonces, yo era un cachorro recién salido de la Escuela de Arte de Sevilla. Sin perspectiva. Todavía no sabía por donde llegaban los palos. Yo solo tenía una idea clara, que era la de dedicarme a contar historias. El medio era lo de menos. Yo solo sabía que quería ganarme la vida contando historias, pero no sabía como. En aquella época, dibujaba muchas historietas cortas y me presentaba a concursos. En la mayoría me comía un mojón. Pero algunas tuve suerte y durante dos años consecutivos, gané el concurso del IAJ. Por aquella época recuerdo que todos los trabajos de mierda que me pillaba, no me daban ni para ir de aquí a la esquina. Totalmente frustrado por mi situación, me encerré en mi cuarto y en unas semanas me escribí de una sentada el primer borrador de Una historia. Para escribirlo me inspiré en mis propias vivencias y sobre todo, en todo lo visto y oído de mi entorno más cercano. Estaba tan encerrado en mí, que al poco tiempo me dejo hasta mi novia de entonces. Pero al acabarlo me di cuenta de que no tengo aún la capacidad de poder ejecutar una obra tan ambiciosa, que aún me faltaban las herramientas para poder levantarlo y mucho camino vital por recorrer, así que decido guardarlo en un cajón y olvidarme. Catorce años más tarde, tras sacar dos fanzines, A y F$P, rescaté el guion con idea de hacer mi primer cómic largo. Le cambié el título por Palos de ciego, hice 15 páginas de arte final y mandé el dossier a Astiberri. Lo que empezó siendo una puesta al día ultrarromántica y violenta de Don Álvaro o la fuerza del sino, finalmente se acabó transformando en una especie de Malas Calles ibérico. El proceso de trabajo fue intenso. De lunes a domingo, con horario de oficinista, de ocho a ocho y a veces, incluso más. El cómic se compone de unas ciento treinta páginas. Comencé en enero y lo terminé a finales de septiembre. Fue un auténtico tour de force conmigo mismo. Menos mal que mi hermano Dabi se ocupó de la separación de color, que si no, no hubiera llegado a la fecha ni de coña.

R.C: Hay dos cosas que me llaman mucho la atención de lo que cuentas. La primera que tuvieras tan claro desde el principio que te querías ganar la vida contando historias. Y la segunda que te inspirases en tu entorno para el primer borrador, en una época que salíamos de los noventa, donde todo quisqui parecía querer hacer su propia historia de superhéroes.

E.I: Dibujo tebeos desde que tengo uso de razón. Siempre ha sido mi forma de expresión. Contar una historia me permite entender un poco mejor todo lo que me rodea. A los veinte años, la edad que tenía cuando escribí el primer borrador, escribir este relato me sirvió de vía de escape para aislarme de una situación bastante precaria. De no ser por esto, hubiera acabado matando a alguien o por ahí tirado fumando basucos... En cuanto a los superhéroes... la verdad es que el género tiene una gran influencia en todo lo que hago. Lo he mamado desde niño. Pero lo tengo presente de una manera muy poco ortodoxa, casi invisible. Por ejemplo, para retratar La Esquina del Gato siempre tenía en la cabeza el ambiente febril de La Cocina del Infierno de Daredevil, y me gusta pensar que Palos de Ciego es en realidad una versión "jevi" y mundana de Spider-Man. Jesús posee esa cualidad extraña y atormentada de Peter Parker. Y el hecho de ambientar la historia en una población real y cercana, en lugar de en una ciudad global y lejana, es tan solo por una cuestión puramente emocional. Necesito saber y conocer de primera mano de qué estoy hablando para poder golpear con más fuerza al lector.

La Esquina del Gato

Para leer el resto de la entrevista solo hay que hacer clic en Más información aquí abajo.

17 marzo 2017

PALOS DE CIEGO


Durante la charla que tuve el placer de compartir con varios autores en el Termicómic 2017, pude conocer en persona a El Irra por fin. No habíamos podido vernos en el último Expocómic, a pesar de andar por allí ambos, con lo que había ganas. Y la verdad es que no defrauda en las distancias cortas. Habiendo leído Palos de Ciego antes de ello, la obra a reseñar no podría reflejar mejor el carácter del autor de San Juan de Aznalfarache. En uno de sus barrios más conflictivos (La Esquina del Gato) discurre la historia de Jesús. Eso da cuenta de que lo que se muestra en Palos de Ciego no está contado de oídas, ni habiéndose metido en Google. Es más, en la maravillosa entrevista que le hicieron para Metrópoles Delirantes, le contaba a Nieves Rodríguez que incluso había tenido que cortarse a la hora de trasladar la cruda realidad.

Cuando terminé la primera lectura de este tomo editado por Astiberri, lo que se me fue viniendo a la cabeza son términos como verdad, fuerza y corazón. Y básicamente creo que ahí radica el secreto del éxito de El Irra. Tanto el continente como el contenido no son para nada impostados. No hay nada que chirríe, que esté metido con calzador para parecer "más de barrio". Los personajes no están estereotipados. Hablan con voz propia que el autor rescata desde sus recuerdos. La enorme fuerza que transmite tanto el trazo como el color no es algo baladí tampoco. La saturación del color se va haciendo cada vez más palpable a medida que la trama avanza. Y el corazón que respira Palos de Ciego por los cuatro costados. Ese amor por lo que uno hace está en cada una de las páginas. El creer en uno mismo y en lo que estás contando, por encima de las modas que imperen en el momento en que tú piensas que hay que hablar de lo que uno conoce.

La influencia de Frank Miller es innegable, hasta el punto de aparecer como personaje al comienzo del tomo. Es lo que El Irra ha mamado como lector, pero lo sabe destilar de tal forma que finalmente es una herramienta al servicio de lo que él quiere contar, no una recopilación de clichés basados en la obra de Miller. Parece sencillo así dicho, pero os invito a que hagáis una lista de autores que hayan conseguido algo similar con su primera obra larga. Quizá os sorprenda. También se puede ver la influencia de revistas como Zona 84 en ese estilo de líneas rectas y figuras retorcidas. En un podcast escuchaba no hace mucho que el estilo tenía algunas semejanzas con el de Jason Latour en Paletos Cabrones. No sé si El Irra estará muy de acuerdo, pero se lo preguntaré en una entrevista que estamos preparando. 

No me puedo olvidar del Cine y la Música. Son partes fundamentales en la tarea de contar la historia y eso se acaba trasladando al lector cuando te metes de lleno. Palos de Ciego sabe al Scorsese de Malas Calles o Uno de los Nuestros, al Brian de Palma de Carlito's Way, al Elia Kazan de La ley del silencio, y porqué no decirlo, al cine quinqui de Eloy de la Iglesia. El ambiente opresivo de la ciudad a la que vuelve Jesús, y ese crescendo de la tensión, como en una cinta de Peckinpah. Los temas que el propio autor recomienda como propios para usarlos como banda sonora: Triana, Nino Bravo... Todos esos pequeños detalles, acaban funcionando como en aquellos relojes antiguos que el artesano se encarga de poner a punto.

Llegados a este punto habrá quién esté esperando un resumen o una sinopsis de la historia. Si no os ha convencido todo esto que os he contado, creo que hablaros de la trama sin entrar en detalles no os hará mover el culo hasta la librería. Pero por si las moscas, quiero acabar esta reseña usando palabras textuales de su autor, recogidas de una entrada en su blog allá por diciembre de 2015: "Palos de ciego es la cara B de la Sevilla de postal. Esa que no habla de belleza. Tan solo de fatiguitas, rutina y mucho paro. Voy a contar esta historia aunque sea lo último que haga." Y vaya si la ha contado.